Mujeres «obsoletas»
Resulta que los milenial y generaciones posteriores se piensan el ombligo del mundo. Será que son nativos digitales la mayoría, y que quien es todavía analógico ya no es nadie. Es la verdad. Es algo que en feminismo me molesta especialmente. Para algunas feministas (no todas, por supuesto) sólo son sujeto de feminismo las mujeres no menopáusicas. Yo creo que tiene que ver en parte con nuestra socialización de género, esa que nos valida en cuanto que somos útiles para el hombre, es decir, con el ser deseables, embarazables, explotables sexual y laboralmente… o quizá con la gerontofobia universal. Pero parece que nos olvidamos de que las mujeres obsoletas para el Patriarcado, las mujeres mayores, las ancianas, las viejas, las menopáusicas, también son agredidas sexualmente, maltratadas por sus parejas, asesinadas, víctimas de violencia ginecológica o directamente ignoradas por la ginecología, y objeto de todas y cuantas opresiones y discriminaciones se nos pueda ocurrir que sufre una mujer de 30 años por ser de sexo femenino, exceptuando, claro está, las relativas a la menstruación y período de gestación. A todas ellas habría que añadir que, aunque ya no sean servibles para el mercado laboral, siguen siendo abnegadas trabajadoras gratuitas, casi siempre explotadas, en labores domésticas y de cuidados, en una extensión de su rol de madre ahora como cuidadoras de sus nietos (y en muchos casos también de sus maridos).
La menopausia es la época de la vida de una mujer en la cual deja de tener menstruaciones. Suele ocurrir naturalmente, con mayor frecuencia después de los 45 años. La menopausia se produce porque los ovarios de la mujer dejan de producir las hormonas estrógeno y progesterona.
Una mujer llega a la menopausia cuando no tiene un período menstrual durante un año. Pero los cambios y los síntomas pueden empezar varios años antes. Éstos incluyen:
• Cambio en las menstruaciones: Más o menos duraderas, más o menos profusas, con más o menos tiempo entre los períodos
• Calores y/o sudoración nocturna
• Dificultad para dormir
• Sequedad vaginal
• Cambios de humor
• Dificultad para concentrarse
• Menos cabello y más vello facial
• Cambios internos a nivel de arterias y huesos, y externos por la redistribución de grasas.
Algunos síntomas requieren tratamiento médico, otros no. Sin embargo suele aumentar el riesgo de padecer enfermedades del corazón, osteoporosis o cáncer de mama.
De la menopausia nadie habla nunca. Nunca. A pesar de que es un momento que todas estamos destinadas a transitar. Su sola mención, para muchas personas, evoca vejez, miedo, calores inmanejables, gordura, fin de la sexualidad. Es ese proceso en la vida de una mujer del que todavía se habla poco y que está cubierto por un aura de negatividad producto de la desinformación y del machismo estructural.
La menopausia no es un tema presente en las charlas familiares o entre amigas, ni constante en los medios de comunicación, lo que contrasta, por ejemplo, con la visibilidad lograda en los últimos años por la menstruación, otro tema que antes era tabú. Hoy, la sangre en los anuncios de productos de higiene femenina dejó de ser azul y, por fin, se muestra en su real color rojo. Hay cientos de páginas y cuentas feministas que hablan de la regla y de sus implicaciones en la vida de las mujeres. Sin embargo, apenas un puñado de páginas o grupos de mujeres menopáusicas que comparten consejos y vivencias. Es normal que una chica de 15 años no esté interesada en la menopausia, la ve tan lejana que la asume como algo ajeno, pero debería sentirla como propia al saber que la menopausia le va a llegar entre los 47 y 55 años y que tiene consecuencias físicas y psicológicas para ella.
Contrario a todas estas creencias, la menopausia no es sinónimo de vejez sino sólo una nueva etapa en la que la mujer se tiene que adaptar a cambios físicos y emocionales. Con el aumento de la esperanza de vida, la menopausia da inicio a un largo resto de la vida de las mujeres.
Tal es la desinformación e invisibilidad que ni siquiera la llamamos por su nombre correcto. Hablar de menopausia para referirse al climaterio es como decirle vagina a la vulva. Un error común y que se ha perpetuado en el tiempo tanto en la educación informal como formal. Técnicamente, la menopausia no es más que el fin de la menstruación. En promedio sucede alrededor de los 50 años de edad – dependiendo de hechos biológicos y del entorno sociocultural – y comprende un amplio rango entre los 48 y los 58. Lo interesante es que la menopausia -como la menarca– es un solo día en la vida de las mujeres. De hecho, nos enteramos de que estuvimos menopáusicas 12 meses después de la fecha de esa última menstruación. Es necesario esperar un año para confirmar el “fin de la vida reproductiva”.
Por el contrario, cuando hablamos de climaterio, nos referimos al período de transición en la vida de las mujeres que se prolonga durante años, e incluye el antes, el durante y el después de la menopausia.
El climaterio es un período de duración variable durante el cual se mantienen los signos y síntomas relacionados con la menopausia (comprende etapas de la premenopausia y de la postmenopausia), mientras que la menopausia, según su definición estricta, tiene una duración determinada: las 24 horas correspondientes al día en el que tiene lugar la última menstruación de la mujer.
El climaterio abarca hoy casi la mitad de la vida de las mujeres, o incluso más. Existen múltiples tipos de menopausias: quirúrgica, por estrés, precoz o también llamada Insuficiencia Ovárica Prematura (antes de los 40 años), temprana (entre los 40 y los 45 años), para las cuales no contamos con estadísticas exactas. Sin embargo, según datos de la OMS, entre el 60% y 70% llegan a esa etapa sin los conocimientos básicos de su impacto tanto físicos como psicológicos. Es decir, una etapa invisible que no cuenta con estudios suficientes para saber realmente en qué consiste.
La menopausia es tabú porque el paso del tiempo en las mujeres las invisibiliza como tales. Incluso desde el feminismo. La sociedad patriarcal estima la validez de una mujer en su gestabilidad y en su «follabilidad». Parece que las mujeres que ya no pueden tener hijos, desaparecen. De la misma forma que las que nos son apetecibles sexualmente. El poder ser madre da valor a la mujer. Le da «utilidad» social, como también se la da el ser deseable. La ausencia de políticas públicas, la falta de consideraciones dentro del mercado laboral, pero, sobre todo, la nulidad del tratamiento del tema por parte de los medios de comunicación, la falta de educación sexual y la misoginia refuerzan el tabú y potencian que esta etapa sea vivida por la sociedad de forma silenciosa e incluso vergonzosa.
Pero, malo de la que no pase por ella…